La creadora
Los zapatos con doble plataforma también forman parte de los años 60. Sobre ellos, sobre su origen y sobre otras historias hablamos con su alma máter.

“Nunca fui bolichera ni trasnochadora, por lo que Mau Mau, para mí, más que un lugar para ir a bailar era un lugar de eventos, de desfiles, de presentaciones de productos… Me acuerdo que en uno de esos lanzamientos, organizado por Diego Baracchini, me había armado un equipo a tono con el lugar. Diego, que era amigo, me había pasado toda la info: cómo era la deco, qué colores habían usado, qué materiales predominaban, todo con mucho detalle… y yo, que también soy muy detallista, me armé un look con el que pensaba ser la sensación de la noche. En cuanto vi que los fotógrafos se abalanzaban hacia mí, creí que lo había logrado… pero no. No era yo la que les interesaba sino Mirtha Legrand que, detrás mío, envuelta en un vestido de paillettes, atraía (y rebotaba) todos los flashes. Lo divertido es que en un momento Mirtha se me acercó, me miró de pies a cabeza y con una expresión un poquito sombría me dijo: si a alguien envidio en esta fiesta es a vos, me encanta todo lo que tenés puesto… un elogio bastante peculiar.

Los años de Mau Mau posiblemente también fueron los últimos años de la haute couture… después se siguió “haciendo moda”, pero los grandes creadores, muchos venidos de Europa, iban desapareciendo y no se renovaban.
En los 60 hice el vestuario de Psexoanálisis, una película de Héctor Olivera en la que me di el lujo de vestir (o tal vez sería más preciso decir “desvestir”) a Libertad Leblanc. Es gracioso porque se filmaban 2 versiones de la película: una con Libertad vestida (o casi) para el mercado local y otra con Libertad desnuda para el mercado porno de Latinoamérica. Me acuerdo que le había hecho un vestido que sólo tenía 2 piezas: un collar y un tapado de visón. La primera vez que le fui a probar los accesorios me recibió en su living: un ambiente muy amplio, muy luminoso, lleno de espejos y ventanales, en el que ella se paseaba desnuda con total comodidad. Pobres los técnicos de sus películas. Libertad, que es muy amiga, era muy exhibicionista y no tenía ningún problema con su cuerpo. Muy diferente a Isabel (Sarli) que siempre se tapaba y vivía sus desnudos con culpa. Para Libertad, desnudarse era una elección… para la Coca, un trabajo.

También por aquellos años hice todo el vestuario que usó Pinky en un programa muy exitoso que se llamaba Con sabor a Pinky. Era un programa periodístico y de cocina, precursor de los Master Chef y todos los shows culinarios que hoy se ven tanto… Era mucho trabajo, pero muy gratificante… Ver a Pinky con mi ropa (¡y mis delantales!) era un verdadero placer.

Obviamente cuando yo empecé no existía la carrera de diseño de indumentaria ni nada por el estilo… Mis “maestros particulares” fueron Juan Battle Planas y Jaime Dadidovich. Battle me había tomado como discípula, quería que pintara como él… Pretendía que usara sus mismos pinceles, sus mismos colores. Yo salía de sus talleres con dolor de cabeza por la presión que ejercía sobre mí… pero por más que lo intentaba, yo me rebelaba. Tanto, que en la primera exposición que hicimos junto con Marta Minujín en la Galería Lirolay, Battle apareció, miró mis obras (que no se parecían en nada a las de él) y, un poco ofendido, refunfuñó: “cría cuervos…”
Las famosas plataformas llegaron en el 67. Yo había ganado el Premio Nacional Di Tella con un autorretrato y eso me habilitaba a competir por el Premio Internacional. No me preguntes por qué, pero lo que se me ocurrió hacer fueron aquellos altísimos zapatos de doble plataforma, hechos con cuero flúo, que quedaron como un ícono de esa época… Lo fui a ver a Grimoldi (a quien no conocía) y le propuse la idea. Le gustó, me dejó avanzar y puso la producción en marcha. Lo divertido es que los jurados del Premio (Jorge Romero Brest más 2 capitostes internacionales) salieron a recorrer los locales de Grimoldi para ver “las obras”, también convertidas en objetos de consumo. Era gracioso verlas en esas vidrieras bastante poco glamorosas, conviviendo alegremente con los zapatos Gomycuer…

La noche de la premiación, uno de los jurados se acercó sigilosamente a nosotros (yo estaba con mi marido, Charlie Squirru) y nos dijo: me voy de Buenos Aires con una tristeza enorme… si hay una obra increíblemente original es la suya… pero no logro discernir qué es lo que me interesa más, si su obra o los dólares de Leo Castelli. Castelli era por entonces el mejor marchand del mundo, quien había impuesto el pop y al propio Warhol, y que –en aquel momento- se había ocupado de “influenciar” a este jurado para que el primer premio fuera para el artista minimalista Robert Morris. Síntesis: me quedé con el segundo premio y con una confesión inconfesable…

Nunca registré ese diseño, tampoco se me ocurrió hacerlo, pero siempre me quedó la alegría de haber podido concretarlo… No sé cuánto habrán bailado mis plataformas en la pista de Mau Mau (no era el calzado más cómodo para hacerlo), pero estoy seguro que la pisaron, y mucho”.
Si querés compartir alguna historia de la época, no dejes de escribirnos a hola@amantesdelobueno.com
Dalila y sus plataformas marcaron una época… ¡Cómo olvidarlas! Eran un lujo… y mirar el mundo con 10 cm más de altura era una gloria!!! Muy buena la anécdota sobre Mirtha….Les deseo mucho éxito Amantes….
Gracias Anita! Si tenés tiempo, podrás comentarnos cuáles son los temas que te interesan?
esas plataformas fueron parte de mi juventud! Cuántas nos habremos caído de ellas,
Yo las usaba para todo y pensaba “q voy a hacer el día q no se usen más y vean q no tengo la altura q aparento?”
JAMAS ME VOY A BAJAR!!!!
Adriana: ¡Bajarse…jamás! ¿Te animas a escribir un relato sobre las adoradas plataformas?
YO MISMA FABRICABA MIS PLATAFORMAS.EL ZAPATERO ME VENDIA LAS BASES, YO LAS PINTABA Y LE COLOCABA LAS TIRAS PARA SUJETARLAS, LOS SABADOS TENIAMOS PLATAFORMAS NUEVAS Y CON MINIMO GASTO.QUE HERMOSA EPOCA¡¡¡
Hola Ana María, qué bueno tu relato. Nos fabricabamos las plataformas pero el tema más complicado venía después, caminar con ellas. ¡Pero quién nos iba a privar de medir 10 cm más!…aunque sea por un tiempito…
Saludos de los amantes!!
Excelente artículo, que recuerdos subida a esas plataformas de 13 y 15 cm. Buenísimo amantes!!
Eran fabulosas esas plataformas. Con ellas alcancé 1.70 m de altura por única vez en la vida. Las usábamos con pantalones Oxford que las tapaban por completo y parecíamos muy altas. El día de mi cumpleaños 22, iba directo al almuerzo con amigos para celebrar, salí apurada de clase, y bajando la rampa de la facultad de Derecho quedé prisionera de esas divinas plataformas con pulsera. Fractura de peroné y ligamentos de tobillo. Tres meses de yeso, el primer mes y medio sin caminar… Volví resignada a mi metro sesenta….