Sin palabras….
Es un corto, muy corto. Apenas 2,50 minutos sin ninguna voz, ni palabra. No hace falta. Los 2,50 minutos nos enfrentan a una sátira humorística sobre la adicción a los celulares de tremendo impacto visual y emocional. Uno queda mudo: no sabe si reír o llorar. El “nano film”, que obtuvo varios premios internacionales, viene también envuelto en una historia de teléfonos descompuestos.

Todos mirando hacia abajo nos perdemos de admirar la belleza del mundo, los paisajes, las miradas de la gente, la convivencia humana….. Subimos al colectivo y no vemos caras, solo cabezas; hacemos nuestras tareas y ¡hasta comemos!…. mirando el celu.
El mundo cambió y esos rectángulos que miden apenas 10 o 15 cm tienen la culpa.
¿Ellos o nosotros?
El video pulula por las redes con otro nombre, como si fuera una gran humorada de su creador. Figura como L´altra Par y con una brevísima descripción: la película egipcia que dura solo 3 minutos y ganó el premio al mejor cortometraje en el Festival de Cine. El director tiene 20 años. Punto.
Pero Google tiene sus mañas, hay que llevarlo por sinuosos caminos…
Por uno de esos caminos llegamos a Chenglin Xie, un director chino de 27 años, verdadero creador del cortometraje cuyo nombre real es Life Smartphone.
El padre de Chenglin ha sido su motor, y quien se quedaba horas en la misma pose mientras él dibujaba y creaba estas escenas repletas de humor ácido.
Estudió en la Central Academy of Fine Arts y en 2015, año en el cual creó este video, fue nombrado uno de los 30 mejores directores de microvideos de China. Su fama trepó alto y rápido, y en 2017 su corto ganó la Medalla de Oro de los 44th Student Academy Awards® en la categoría de Animación Internacional, entre tantas otras nominaciones.
¿Podremos mirar un poco más a los ojos y un poco menos a las pantallas? Ojalá que estos 2,50 minutos logren su cometido.
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Extraordinario el corto. Para reflexionar sobre estos maravillosos aparatitos, cada vez mas inteligentes que cambiaron definitivamente la forma de relacionarnos.
Si, Raquel. Hoy la vida pasa por “ese” aparatito…Son geniales, ¡con moderación!