La publicidad llega a la Academia

Por ADLB

Inspirado por una idea del periodista especializado en medios Alberto Borrini, el publicitario Santiago Olivera, junto a otros destacados colegas, decidió encarar un emprendimiento ambicioso: fundar la Academia Argentina de la Publicidad.

Si hay quienes deciden impulsar una Academia de la Publicidad, es porque deben amar a la publicidad… ¿Se puede amar a la publicidad?

Suena raro decir “amo a la publicidad”… es como declararte fan del capitalismo o del consumo. Y creo que no se trata de eso. Sí puedo decir que me provoca un sentimiento muy grato (no sé si lo llamaría amor) el impacto que la publicidad, la buena publicidad, provoca en la gente… Escuchar un jingle que vos hiciste o aprobaste, cantado por una multitud en la cancha… o haber creado la chocotorta… un invento publicitario que quedó definitivamente instalado como un postre nacional… son cuestiones que te hacen querer mucho a esta actividad. Escuchar que la gente habla, comenta o cita frases de comerciales en conversaciones cotidianas es algo muy gratificante.

Un colega tuyo dijo hace un tiempo que la publicidad es una herramienta muy útil para mantener en movimiento la economía…

Coincido, es así. Pero eso me hace respetarla, no necesariamente amarla.

OK, no hablemos de amor. Hablemos de algo que se le parece, pero que no es lo mismo: la pasión. ¿La publicidad es una profesión que apasiona?

La publicidad es una profesión que apasiona… pero también es un trabajo que puede ser muy duro y estresante. Yo creo que en publicidad, como en casi todas las cosas, existen momentos de apasionamiento que conviven con otros que no son tan gratos. Los publicitarios tenemos la suerte de trabajar en una profesión que nos gusta mucho, que a veces nos hace olvidar del reloj o de cosas aún más importantes… pero no vivimos en el paraíso. Hay mucha fantasía en torno a nuestra actividad…

Siendo que se tejen tantas fantasías… ¿por qué muchas veces los publicitarios no tienen buena prensa? Aclaremos: ¿por qué casi nunca el publicitario es “el héroe de la película”?

Me parece que el problema no es con los publicitarios sino con la publicidad. Los que estamos dentro de la profesión vivimos obsesionados con encontrar el “santo grial”, la santa pieza que revolucione las ventas, que le encante al público y, si es posible, gane muchos premios… El problema es que en el camino hay muchísimas piezas malas… que se meten en la vida de la gente sin pedir permiso… y que resultan ser una molestia más que un servicio. Creo que esa mala publicidad es la que nos hace, precisamente, “mala publicidad”. La Argentina es bastante excepcional en ese sentido. Desde los años 60 hemos tenido muchos ejemplos de buena creatividad y eso la gente lo agradece… pero es cierto: también están los otros ejemplos. Es allí donde queremos que nuestra flamante Academia empiece a actuar. No condenando lo que no está bien sino estimulando las cosas buenas y proponiendo buenas prácticas para revertir esa percepción.

Santiago Olivera, en el acto de fundación de la Academia, entrevistado por la periodista Majo Acosta

Un famoso publicitario americano, Hal Riney, era un apasionado defensor del “buen gusto” en la publicidad.

De eso se trata. De defender la belleza, de mantener un comportamiento ético, de no subestimar la inteligencia de la gente… Por más que a los detractores de la publicidad les cueste reconocerlo, en nuestra profesión hay mucha gente talentosa, muy bien preparada e intencionada que trabaja en ese sentido. Con esa gente, más todo el que se quiera sumar, es que estamos construyendo la Academia.

Se dice que la publicidad es una profesión para jóvenes, que a los 30 y pico o 40 ya estás en edad para jubilarte. ¿Es un mito o una realidad?

Es una realidad… pero una realidad injusta. Y lamentablemente, muy argentina. En otros países no es tan marcada. Conozco agencias extranjeras en las que trabajan redactores de 60 años y más… Y aportan muchísimo. Felizmente desde 2015 para acá, con todas las movidas que se dieron a favor de la diversidad, esa tendencia empieza a revertirse… pero el cambio todavía es lento. También ese es un tema sobre el que tendrá que trabajar la Academia.

¿Qué puede aportarle un Senior a la publicidad?

Eso: seniority… pero seniority bien entendida. Creo que integrar a una persona senior con un equipo joven puede sumar mucho valor. Obviamente si el Senior se encapricha en “su” fórmula y adopta una actitud tipo “pibe, yo te voy a explicar cómo se hace esto”… seguramente la experiencia va a estar destinada al fracaso. Pero si Seniors y jóvenes pueden escucharse entre sí y están dispuestos a cooperar, a aprender unos de los otros, el resultado puede ser extraordinario.

 

Para más info sobre la Academia: http://academiadelapublicidad.ar

Fotos: gentileza Ohlanda