París siempre es una fiesta

Por ADLB

La isla de La Jatte es una verdadera joya y un paraíso a pocos kilómetros de Champs Élysées. Un oasis sobre el río Sena que los impresionistas inmortalizaron en sus pinturas.

En Le Marais los cafés están colmados de jóvenes luciendo las últimas tendencias, los jardines explotan de flores y de niños jugando y corriendo, y las delicias de los bistró son difundidas al instante por los instagramers a todo mundo…

En ese mar de glamour y éxito es difícil descubrir “perlas” en París, la ciudad más admirada del mundo. Pero siempre hay algún oasis para atrapar.

L’île de la Jatte, desconocida por muchos turistas, es una verdadera joya.

Un paraíso sobre el río Sena a solo a 3 km de L´Étoile, entre Neuilly y Levallois-Perret y a poca distancia del barrio comercial de La Défense.

Gracias a sus calles muy tranquilas y con poco tránsito es la preferida de muchos senderistas y maratonistas para despuntar el vicio en sus 2 km de largo. Se hizo conocida en 1818 cuando el duque Luis Felipe de Orleans compró un predio para vivir allí con sus diez hijos en lo que hoy es el Templo del Amor, una construcción redonda con columnas donde las parejas eligen declarar su amor.

Georges Seurat: Tarde de domingo en la isla de la Gran Jatte, 1884

Pero fueron los impresionistas, amantes de la naturaleza y los colores, quienes la llevaron al estrellato y la inmortalizaron en sus pinturas. Georges Seurat con su obra Tarde de domingo en la Isla Gran Jatte (pintado entre 1884 y 1886) logró que el mundo fijara sus ojos en esos pocos kilómetros parisinos. También Claude Monet, Vincent van Gogh, Alfred Sisley, Charles Angrand y Albert Gleizes la pintaron encimando sus cortas pinceladas. Era el parque preferido de la burguesía de mediados del siglo XIX, las mujeres paseaban su belleza y los hombres las conquistaban con sus miradas…

Una buena caminata por la gran pasarela en compañía del río Sena inspira hasta a los menos imaginativos, los románticos en cambio pueden animarse a dar una vuelta en las barcazas que estacionan frente a su costa y hasta comprar plantas en alguna de las que están aggiornadas como viveros flotantes.

Los edificios son bajos, de estilo contemporáneo, con amplios balcones que desbordan de plantas y las casas son pequeñas similares a las de la calle Melián en Belgrano R.

Pero sentarse en el parque a admirar los diferentes colores de los árboles y las flores será lo que sin duda lleva a entender mejor el arte de los impresionistas. La isla es un homenaje a ellos y sus nombres están presentes en las calles: Boulevard Georges Seurat, Avenue Claude Monet…

En uno de los extremos de la isla hay un museo dedicado a la pesca, muy apropiado para que niños inquietos descubran los secretos del agua, se llama la Maison de la Pêche et la Nature y es un centro de educación para el medio ambiente.

Maison de la Pêche et la Nature

Y para finalizar el paseo, el restaurante Grand Jatte o Guinguette calma bocas ansiosas y sedientas de un buen champagne….es que París siempre vale un buen brindis.

Acá les dejo este paseo virtual por la isla….quedan en buena compañía.