Giverny: un destino extraordinario

Por Horacio Gallo

Visitar esa pequeña comuna de Francia me hizo pensar mucho en la belleza de las cosas buenas… pero, sobre todo, en la importancia de protegerlas y valorarlas como se debe.

Lo que queda en el cedazo después de un par de visitas a la localidad de Giverny me lleva a pensar más en la administración de la cultura y la preservación cuidadosa de este apabullante patrimonio que en la admirable obra de Claude Monet. Y no porque la obra de Monet no sea más que admirable.

Es que a simple vista no hay ningún tipo de retaceo económico para este sitio, que es tratado como un lugar cuyo destino es ser inolvidable.

La finca de Giverny se recorre fácil y armoniosamente. Un par de kilómetros antes de llegar se percibe la mutua influencia arte-naturaleza.

Así, Monet, La Normandía y el trabajo extraordinario del jardinero Gilbert Vahé componen un ménage à trois insuperable. Si algo de lo francés se nos impone fácilmente, Giverny y su esplendor está incluido.

La tienda es un espacio para turistas en el que es muy fácil ser seducido por la belleza que ofrecen sus productos, aunque la abrumadora cantidad de visitantes que recibe permanentemente aminora un poco su encanto.

Los jardines están habitados por evidentes influencias, tales como la de Normandie et le Japon, que se disputan el protagonismo conformando un estilo propio.

La casa describe la sencillez y confort en el que Monet y su amor vivieron esos cuarenta felices años. Los géneros provenzales y sus instalaciones de madera pintada en distintos verdes y celestes, dan cuenta de una muy marcada preferencia por la belleza más que por la opulencia.

Más allá del generoso presupuesto e interés que seguramente Francia destina a este producto cultural y turístico, sencillez y belleza conviven y se funden en este jardín de la humanidad.

No soy un turista obediente y prefiero descubrir a seguir tips. Sin embargo, en este caso, me animo a sugerir no perderse el planazo de visitar Giverny, en auto alquilado si es posible; comer en su restaurant cruzando la ruta y hasta pasar una noche en uno de los hotelitos de Vernon, el pueblo más cercano.

Horacio Gallo es diseñador gráfico. Hizo escenografía, iluminación, fue director de cine publicitario y actualmente es un referente absoluto a la hora de crear espacios icónicos.

Fotos: Horacio Gallo, Turismo de Normandía y Giverny.

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