New in: Chacarita
En el último tiempo, sin perder su identidad, Chacarita le disputa el mote fashion al conocido Palermo Viejo.

Sé que Chacarita nunca tuvo ni gran encanto ni mucho atractivo pero es mi barrio y lo adoro. En la infancia nos conocíamos todos y podíamos jugar en la vereda hasta que la cena estaba lista y nuestras madres nos llamaban a comer.

Cerca de los once o doce años, cuando empezamos a descubrir los primeros cuentos de misterio y en la tele y en el cine florecían las películas de terror, con los amigos de la cuadra habíamos armado un grupo: Los Exploradores de Sepulcros.
La palabra sepulcro nos parecía mucho más misteriosa que tumba, vagábamos por el cementerio y nos contábamos cuentos de aparecidos que nos hacían estremecer y tener pesadillas de solo pensar en las ánimas errantes que andarían por ahí desde la época de la epidemia de fiebre amarilla, período en que crearon esa necrópolis.

Crecí, fui a la facultad y al trabajo en el subte B y siempre me sentí cómoda, tanto que hasta encontré un marido de la zona y nos instalamos muy cerca de nuestras casas de solteros. Nuestros hijos desertaron y se fueron a otros barrios y a nuestros nietos Chacarita les parecía decididamente feo y no perdían oportunidad para sugerirnos que nos mudásemos.

Hoy mi marido y yo estamos jubilados y somos testigos de todo lo que cambió en nuestra zona. No fue una cosa vertiginosa como pasó con Palermo pero lentamente empezaron a levantarse algunas torres, la gente fue cambiando y llegaron jóvenes que reciclaron casas y abrieron negocios a la calle.

Por ahora todo eso sucede de Corrientes hacia el río, mientras que hacia el lado del cementerio el cambio parece más lento y la fisonomía casi no se ha modificado con sus floristas, sus marmoleros, sus casas de repuestos de la vecina Warnes y su precioso barrio Parque Los Andes, el conjunto de viviendas colectivas de 1928 donde todos hemos soñado vivir alguna vez.

Lo que más llama la atención de esta nueva Chacarita es, en principio, la enorme oferta gastronómica.
A nosotros nos gusta salir y, depende de cuán nostálgicos o jóvenes nos sintamos ese día, podemos alternar entre clásicos como la Pizzería Imperial frente a la estación de Ferrocarril Urquiza (de 1947) y el Albamonte con sus platos poderosos y un poco a la antigua o una cantidad impresionante de bolichitos para comer o tomar algo con variedad de menús que van desde uno que ofrece solo platos elaborados con hongos (Donnet), pasando por un local pequeñísimo de pitas rellenas, cafeterías “de autor” (Cuervo) o vermuterías como La Fuerza, que la revista Time menciona en un ranking de los 100 lugares del mundo que hay que visitar.
Sin problema de horarios, podemos pasear por las calles que siguen siendo tranquilas y hay opciones para un café en el clásico Museo Fotográfico de Alejandro Simik, con sus vitrinas atiborradas de cámaras antiguas, que antes de la pandemia ofrecía los fines de semana, sin costo, algún show de jazz… o darnos una vuelta por la zona de la calle Jorge Newbery y sus aledañas, que son las más “picantes”.
Allí hay galerías de arte para ver muestras de pintura o escultura como la inmensa Central Newbery, librerías casi ocultas como la Falena, negocios de ropa para grandes y chicos, de objetos de diseño y de artesanía argentina (Facón) y hasta una Mapoteca con mapas confeccionados por diferentes artistas.
Cuando voy sola, mi marido no resiste demasiado mis inspecciones pormenorizadas a los locales que me interesan, me encanta meterme en La botica del pastelero, un local gigante lleno de todo lo que se te pueda ocurrir para la cocina. Doy cien mil vueltas, miro todo y siempre me llevo algo para hacer y decorar tortas para los cumpleaños de mis nietos.

Como si algo faltara, tenemos el inmenso Galpón de Guevara, una sala de teatro y espacio muy específico para obras de teatro de gran impacto, como las de De la Guarda y Fuerza Bruta, de danza aérea y acrobacia.
Hace tiempo ya que nuestros nietos han dejado de decirnos que nos mudemos, más aún, ahora están encantados con el barrio, nos vienen a visitar seguido y hasta sueñan con alquilar algo para vivir por acá.
Yo me río y les digo –“¿Vieron? Era cuestión de esperar un poco, nada más”.
Lic Diana Ida Rosen. Psicopedagoga vecina de Chacarita. Ejerció en escuelas públicas y privadas y publicó varios trabajos de investigación. Tiene cuatro hijos y cinco nietos.
Esto es nuevo para mi.
Me da mucha curiosidad conocer lugares nuevos .
Es un barrio que me encanta recorrer. Hermoso. El barrio donde están las casas tipo inglesas también es Chacarita?
Me encantó la nota. Vivo cerca y voy a ir a visitar esos locales, sobre todo el de los mapas y la librería.
Hace poco fui por Jorge Newbery y descubrí un negocio en la calle Iturri dónde venden maceteros de tela. Algo muy insólito, muy lindo y muy ecológico.
Muchas Gracias !!!!
Que decir?
Vivo desde hace 27 años en Chacarita y adoro el barrio
Conozco casi todos los lugares que se mencionan menos Cuervo y Facon. Este finde voy a pispear que onda
Conocí Chacarita en un momento, difícil para .mi cuando empecé a ir al Cementerio..viajo en el 39 hay descubrí el barrio..me encantó casas bajas y tranquilo!!
Muy interesante . Y me gusta mucho la difusión de estos cambios en el Barrio de Chacarita. Iremos de recorrida. Gracias!!!!
Me encanta que se rescaten las cualidades de los barrios. Yo vivo en Mataderos y hago lo mismo…rescato sus valores.
Participo de los comentarios
Yo empece a ir por esos lares por ir a ver futbol. Atlanta.
Pero debo decir que la nota me abrió los ojos para mirarlo de otra manera.
Igual el cambio se da a través de los años y hacía mucho que no lo “recorría”
M gracias