Fundar a los 60
Emprendedora y amante de los libros, te cuento la “locura” de recomenzar a los 60 fundando una nueva editorial y renovando una pasión inagotable.

Fundar una empresa a los 60. ¿Una locura? Sí, sin duda. Ya no soy la misma que a los 25, cuando me sumé a la primera empresa editorial en la que trabajé, de la que fui empleada aunque la viviera como propia por que la habían fundado mis padres… Tampoco soy la misma que a los 35, cuando decidí emprender la gran aventura por mi cuenta, aunque con la compañía de una socia y el financiamiento de quien era su marido, que también se convirtió en socio. Fueron algo más de 20 años de una editorial que se desarrolló luminosamente, hasta que sentí que se había cumplido mi ciclo.
Me miro al espejo y veo esas líneas en mi cara, que uno sabía que iban a llegar, pero de alguna forma me toman por sorpresa. Me veo en fotos y en gestos y reconozco el parecido a mi madre. Hasta el sonido de mi voz se parece, algunos sutiles cambios de tono. Porto su herencia física con naturalidad; no estaba en mi hoja de ruta de los 20 años ni de los 30. Pero ahora que ha llegado, este parecido me resulta una buena compañía. Marca también todo lo diferente que llevo en mi mochila, mis lecciones aprendidas, mis nuevos recursos, el motor de mi eterno desafío.
Fundar una empresa a los 60 es energizante, renovante, es un verdadero desafío. No es que lo tome como “mi último proyecto”, porque no puedo asegurarlo. Pero sí siento que es el proyecto “con el que me recibo”, tal como si fuera mi tesis doctoral.
A lo largo de mis más de 30 años en la edición de libros, fui recogiendo experiencias, aprendiendo, encontrando los fallos que esperaba alguna vez poder corregir. Tengo el lujo de vivir en esta era, la de la mayor transformación imaginable en el mundo del libro. Leemos libros más que nunca, pero ahora lo hacemos en múltiples formatos y soportes, los compramos de diversas maneras, si escribimos podemos autopublicarnos, si somos editores podemos tener contacto directo con nuestros lectores, si somos libreros podemos crear una tienda virtual, si somos impresores podemos hacer libros uno por uno si es necesario. Todo esto no era posible ni a mis 25 ni a mis 35. Y yo lo vivo como una gigantesca oportunidad.
Como si para mi tesis doctoral me permitieran trabajar en el laboratorio mejor equipado del mundo, con todas las herramientas, tecnología y condiciones impecables… como si para cocinar el banquete de mi vida, me ofrecieran trabajar en una de esas cocinas soñadas, grandes, bien ventiladas y refrigeradas, con todas las máquinas para los procesos más sofisticados. O como si me abrieran las puertas de un bello jardín en primavera, con árboles y prados, y me dijeran: todo tuyo para disfrutarlo.
Es posible que esa mirada tan entusiasta sea la única forma de realizar esta locura.
A los 60 una tendría que estar pensando en la seguridad económica para después del retiro. Yo estoy invirtiendo todo lo que tengo y más en una aventura. Una tendría que medir las horas del día para encontrar cada vez más tiempo de descanso. Yo tengo agenda de zooms a toda hora, con gente que está en husos horarios de 7 horas de amplitud. Una tendría que salir a tomar café con las amigas varias veces a la semana. Para mí es una fiesta cada vez que lo logro, tan escasa es su frecuencia. Una tendría que estar considerando tomar clases de dibujo, baile, historia antigua… todas esas cosas maravillosas que siempre imaginamos que “haríamos después”. Yo, en cambio, me despierto a la noche y voy a la computadora porque me di cuenta que no incluimos un costo en nuestro plan de negocios. O porque se me ocurrió una mejor forma de resolver nuestra distribución en México, por ejemplo.
Además, esta locura, llamada fundar una nueva editorial a los 60, se complica más porque la estoy multiplicando por tres. No abro una sola editorial en el lugar donde yo vivo, sino tres editoriales simultáneamente en tres ciudades de tres países diferentes, distantes entre sí más de 10.000 km: Buenos Aires, Madrid y Ciudad de México. Y aún la complico más: por cada libro que voy a publicar, en realidad habrá 6 alternativas del mismo: en tres soportes, impreso, en e-book y en audiolibro; y en dos versiones, en español de Latinoamérica y en español de España.
O sea, no es que esté “volviendo” a emprender otra vez una editorial, el negocio que ya conozco desde chica. Estoy haciéndolo de una nueva manera.
¿Miedo? No. El miedo vendría de caminar en la cornisa, de entrar en lo desconocido sin saber cómo volver, el miedo viene del arrojo, de no medir consecuencias. A los 60 quizás una de las lecciones o recursos más valiosos es que sabemos cómo bajar los riesgos. Y aquí esta la clave. No hay forma de fundar una empresa sin arriesgarse. Pero podemos medir esos riesgos y poner la energía en atenuarlos. Por ejemplo, tener un buen plan de negocios, haberse tomado el tiempo para comparar, verificar, echar marcha atrás en una línea de libros, en un nombre, en una fórmula de distribución. Hasta ir llegando a un plan pensado, revisado. Que es como salir a una travesía por el mar en un barco bien equipado. Ya se encargarán las tormentas de obligarnos a repararlo.
Dejo para el final lo que explica que esta locura no es tal. Estoy acompañada por un grupo de muy pocas personas, con las que estamos preparando este proyecto juntas, desde tres países bien distantes, construyendo confianza mutua, una filosofía común del negocio, un sentido de lo que hacemos.
Cuando una aventura se comparte de esta manera, deja de ser una locura y pasa a ser un proyecto de vida. Que a los 60 es lo más interesante para tener, y en mi mirada, lo que nos da esa energía necesaria, renovable, para dar el paso siguiente.
Trini Vergara creció entre libros. Cuando se vendió la editorial fundada por su padre, ella y una socia crearon V&R. Hoy se lanza a un nuevo desafío bajo el nombre de Trini Vergara Ediciones.
Estamos vivos, activos y con experiencia de vida…La vida no termina ni a los 50 ,60 , 70…
Hola Hebe, totalmente de acuerdo!! Tenemos más entusiasmo por vivir. Gracias por escribirnos, saludos de los Amantes!
Fantástico ejemplo. Seguro que hay muchos… Emoción al leerlo.
Maravilloso ejemplo de potencial silver!
Hola,espero que esten todos los lectores bien!
Comenzar a los 60 a escribir para darlo a conocer primero me paralizó; Pero luego se convirtió parte de mi actividad .
Que bueno seria formar un club de escritura y poder relacionarnos a través de él.
Buena idea, Mirta. Quizás podemos implementarlo…