Héctor & Betti (6)
Betti está pasando un trapo en la baranda del balcón, limpiándola. Héctor aparece con su mate verde con el escudo de Ferro en la mano y el termo debajo del brazo.

(Diálogo presencial)
H: -Buen día, vecina.
B: -¿Qué hacés? Oíme, ayer estaba mirando esas tres macetas que tenés ahí con la tierra seca. ¿Por qué no le ponés un poco de agua?… Pobres plantas.
Héctor vuelve al balcón con un tupper chorreando agua y baña las plantas con desgano.
B: -¿Viste? No cuesta nada y a ellas les hace bien y a vos también porque te alegran la vida.
H: -No son mías las plantas estaban acá cuando me mudé.
B: -Perdoname si hoy estoy medio “tromba” …me desvelé a las cinco y media y no me pude volver a dormir. Ya hice de todo: desayuné, practiqué los ejercicios de relajación de la EAV, ordené la heladera y ahora me puse a hacer esto…. Qué se yo, estoy nerviosa.
H: -Ya veo…
B: -No es que me pase nada en especial, pero yo me conozco y en estas fechas me pongo siempre así.
H: -¿Así cómo?
B: -Así un poco…rara…será que hoy es el aniversario de mi casamiento y sé por la escuela que hay ciertas fechas que vibran en uno de manera especial.
H: -¿Vos sos casada?
B: -No, Héctor. Hace años que me separé y después me quedé viuda.
H: -¿Del mismo?
B: -Si, si…del mismo.
H: -¡Pobre flaco, no tuvo paz!
B: -¡Mirá vos! Pobre flaco él y yo ¿qué?
H: -Bueno…no te pongas así. Lo dije porque él se murió y vos estás acá. ¿Tenés pibes?
B: -Si, dos. ¿sabés qué pasa? Me casé muy joven y cuando uno es joven…
H: -Hace muchas cagadas. “Locuras juveniles, la falta de consejos”-canturrea Héctor.
B: -No se si cagadas…bueno, sí cagadas! Entonces te decía que me casé muy…
H: -Si me vas a contar, aguantá que me traigo un banquito.
Héctor vuelve al balcón con una campera puesta y un banquito de plástico.
H: -Listo. Igual te digo, yo no se si te voy a servir de mucho.
B: -De oreja, a veces alcanza con eso. Mario viajaba mucho a la costa.
H: -¿Quién es Mario?
B: – Héctor, ¿quién va a ser Mario? Mi ex. Iba mucho a Mar del Plata porque tenía clientes ahí. Iba en micro, tomaba siempre la Costera Criolla porque no le gustaba manejar de noche. Y yo era azafata.
H: -Así que azafata del bondi. Vos eras una nena, ¿no?
B: -Ponele…veintidos.…yo era linda y la verdad, el uniforme me quedaba pintado….pollerita corta, camisita beige apretada…y, no es por nada, pero yo siempre tuve lo mío…jajaja…lo heredé de mi mamá.
H: -¡Buena herencia te dejó tu vieja!
B: -Otras cosas, no, pero eso se lo agradezco. Jajajaj…
H: -Vos tenías veintidos y él ¿cuántos?
B: -Ahora resulta que vos también sos curioso.
H: -Es que me gusta imaginarme la situación.
B: -Mario tenía treinta y cuatro y rajaba la tierra. Morocho, alto…me enganché con él como loca. Mirá cómo estaría que al poco tiempo me quedé embarazada y nos fuimos a vivir juntos. Cuando nació Daniel, el mayor, yo ya no podía seguir con el micro y así fue que apareció lo de la curtiembre. ¿Me seguís?
H: -Todavía no me perdí, pero falta poco.
B: -¡Ay Héctor! no es tan difícil. Te la hago corta…Dos años después nació Facundo… Cuando los nenes tenían ocho y seis nos separamos. Igual antes nos habíamos casado, por los papeles, por los chicos y para que mi vieja se dejara de romper las pelotas…esas cosas…¿viste cómo son las madres?
H: -La mía era un santa, en paz descanse.
B: -Ya nos llevábamos mal, pero bueno.. Él tenía un carácter de mierda y por suerte viajaba mucho… a veces por trabajo y otras por esparcimiento. ¿Vos me entendés, no?. Yo era medio caída del catre hasta que un día me avivé, le cambié la llave y no lo dejé entrar más.
H: -Vos también sos brava, ¿eh?
B: -¿Y qué querés que hiciera? Me pareció que cambiar la llave era mejor que partirle algo en la cabeza. Yo estaba a una estación de la violencia doméstica, como se dice ahora. En ese momento me sentí muy aliviada y cuando ya estaba tranquila… ¡no va y se muere! Lo encontraron frito en un telo en Mar del Plata.
H: -A mí me contaron de uno que se murió así también… jajaja…morirse en un telo…
B: -No te rías que es muy triste, yo no se lo pude contar a los chicos hasta que fueron grandes. ¿Qué les iba a decir?
H: -Claro, claro… que el padre se murió en acto de servicio.
B: -¡Mirá las cosas que decís, Héctor! Parecés mi tío Felipe hablando así.
H: -¿Al menos te quedó la pensión, no?
B: -La pensión, si…menos mal.
H: -¿Y los pibes?
B: -Los “pibes” ya tienen treinta y siete y treinta cinco para treinta y seis. Están grandes. Y podes creer que los dos viven en Mar del Plata. Para mí, es el karma del padre, justo estamos viendo este tema en el grupo de la escuela esta a la que voy.
H: -¿Y vos no rehiciste tu vida?
B: -¡Qué pregunta! ¿Vos querés decir que si una mujer no se vuelve a casar después de separarse no “rehace” su vida?
H: -Betti…Es una forma de decir…
B: -¡De mierda, Héctor! una forma de mierda!
H: -No te pongas así, yo quería preguntarte si…
B: -Sí, sí, ya entendí… ¿Te dije que hoy estaba medio cruzada, no? Disculpame, respondiendo a tu pregunta, sí…algunas cositas hubo…jajaja…pero casarme de nuevo, no. Además, dejo de cobrar la pensión. La verdad que así estoy bárbara. Me dedico a mí, a pasarla bien y disfrutar de mi tiempo y de hacer lo que me gusta. Bueno, cambiemos de tema, porque no vamos a estar toda la mañana hablando de mi vida. ¿Decime qué te pareció?
H: -Y… yo qué se… sos vos, recién te conozco. Me parece que te guardaste la mejor parte.
B: -Ahhh, vos parecés distraído pero no se te pasa una. La próxima me toca preguntar a mí.
CONTINUARÁ…
Es muy lindo imaginarlos. Tan cotidianos, tan simples en una historia que puede ser trascendente para ambos.
Me encantó la frescura de la historia. Porque me ubicó en tiempo, espacio, situación. 👍👏👏