Héctor & Betti (3)

Por Roger Elías Marolo

Dejan el whatsapp de lado y discuten como buenos vecinos.

Veinte minutos más tarde, Héctor levanta la persiana y sale al balcón, con pinta de recién duchado, un jogging, mate y termo en la mano.

H: -¿Qué pasó?

B: -¡Y ahora no es nada, no sabés lo que era esto a las seis de la mañana. ¡Lleno de vidrios!

H: -Betti, sacate el barbijo que no te entiendo.

B: -Te decía que no pegué un ojo y desde que hubo un poco de luz estoy limpiando este quilombo…

H: -Ahhh… el palo.

B: -Justamente te iba a preguntar eso. ¿Qué es esto que tenés en el balcón? ¿A quién se le ocurre tener un caño en el balcón?

H: -No es un caño, Betti.

B: -Si no es un caño, ¿qué es?

H: -Por favor… ¡Es un trofeo!

B: -¿Qué?

H: -Bueno, es una historia larga, otro día te explico. Yo ahora también tengo que limpiar de mi lado.

B: -Suerte que no se cayó para abajo, podrías haber matado a alguien.

H: -Decime Betti, el vidrio lo repone el consorcio, ¿no?

B: -De ninguna manera, lo tenés que pagar vos, Héctor.

H: -No me jodas, digamos que se rompió por una tormenta.

B: -No, no me parece, el consorcio es muy meticuloso con los gastos. Yo soy del Concejo… ¿por qué crees que pagás expensas tan bajas? Yo controlo todo. Trabajé muchos años de administrativa.

H: -Bueno, igual el vidriero no puede entrar en plena pandemia.

B: -Pero esto no se puede dejar así, es un peligro.

H: -Yo me encargo.

B: -¿Lo vas a cambiar vos?

H: -No, dejámelo a mí, yo me doy maña.

CONTINUARÁ…!