Héctor & Betti (17)

Por ADLB

Mientras todos disfrutan del picnic, Norma, la compañera de colegio, cuenta su historia de desamor con Héctor.

H: -Debería acordarme, supongo…¿de dónde?

N: -Soy Norma Perna…

H: -Perna…Perna. De Ramos Mejía, claaaro…éramos vecinos. Tus viejos y los míos se conocían. Algo me acuerdo, medio borroso…mirá qué casualidad encontrarnos acá.

N: -Perdóname, ¿ella es tu señora? –dice mirando a Betti.

B: -Dios me libre, jajaj…no, para nada. Somos vecinos –se apura a responder Betti, limpiándose la boca con una servilletita de papel. Y esa que se acerca con la cerveza es Alcira, otra vecina.

N: -Yo sabía que esto me iba a pasar porque como sabrán, —sonriendo convencida—las casualidades no existen. Héctor D´Angelo, esto es una evidencia más. ¡Indiscutible!

A: -¿Evidencia? ¿Evidencia de qué? Me parece que me perdí algo —haciendo fondo blanco con su vaso de cerveza.

B: -Yo creo que sé de lo que ella está hablando…

H: -Yo, nada. Norma, contá por qué me tenías que encontrar.

A: -¡Eso!

N: -Vos no te acordarás pero durante años representaste para mí uno de los peores momentos de mi adolescencia. Me hicistes el hazmerreír del barrio y del colegio. ¿No te acordás? Me hacían eso que no me acuerdo cómo le dicen ahora…  Butin, Belin…

A: Bullying.

N: -¡Eso mismo! Te lo voy a refrescar…

B: -Sentate Norma, no te quedes ahí parada. ¿Gustás una croquetita?

N: -No, gracias, prefiero no comer porque no se imaginan lo especial que es este momento para mí.

B: -Ellos no sé, pero yo percibo cómo estás vibrando.

N: -Los ubico. Era junio de 1970, mi fiesta de 15.

B: -¡Sos Géminis!

N: -Yo me sentía una princesa con el vestido largo y el peinado que me habían hecho en la peluquería. Mi papá había alquilado un salón precioso. Estaba segura que iba a ser el centro de la noche. No sé si estabas enterado, Héctor D’Angelo, que me gustabas y todos mis compañeros lo sabían.

A: -Ahhh…Contanos cómo era de chico.

N: -Resulta que a la hora del vals mi papá me sacó al Danubio Azul y después, se suponía que los chicos invitados bailaban conmigo. Vos viniste enseguida a sacarme porque tus viejos te empujaron, yo me di cuenta. De lo que no me di cuenta era que le habías dado al ananá fizz y no se a qué otra cosa de la mesa de los grandes y estabas medio…

H: -¡Ahora me acuerdo! Mi primer pedo.

A: -¡Y que sean muchos más Héctor! Chin, chin, –dice Alcira levantando el vaso.

N: -Vos te acercaste y me dijiste al oído: Esperame que ya vengo Normita y bailamos.

B: -¡Qué divino! Seguí Normita. ¿Querés tomar algo? Te veo así hablando con la boca seca…

N: -Cuando volviste, me dijiste que te habías ido a lavar la cara. Estabas hecho un desastre, chorreando agua, con el traje y la corbata empapados. Y así me sacaste a bailar con tanto entusiasmo que empezamos a dar vueltas y vueltas, tanto que nos dejaron solos en el medio de la pista.

A: -Ahhh…la quinceañera y el chico que le gusta… a mí me encantan estas…

B: -Callate y dejala seguir, Alcira – la interrumpe.

N: -Imagínense, chicas. Yo me sentía dando vueltas en las nubes… En las nubes hasta que me vomitaste íntegra, el vestido, el pelo…¡toda! ¡Un asco, qué papelón! No sabés lo mal que me sentí y lo que se reían mis compañeros.

A: -¿Y qué hiciste?

N: -Nada, me ayudaron mis amigas y mis tías. Me pusieron una ropa inmunda con la que estoy en muchas las fotos, se me corrió la pintura y el pelo me lo tuve que lavar en el baño. Me descompuse de la angustia. Te odié por años, Héctor D´Angelo….porque yo era una chiquilina sin las herramientas emocionales con que cuento hoy. Cómo habrá sido que cuando me casé no quise fiesta para que no me volviera a pasar.

 

Héctor que escuchaba atónito con una mueca entre sonrisa y vergüenza, se tapa la cara.

H: -Lo peor es que no me acuerdo cómo terminó.

N: -Enseguida te fuiste, tu viejo te sacó a los empujones y antes de salir, como despedida te caíste sobre la mesa de los souvenirs, que eran unas muñequitas de yeso y las rompiste casi todas.

H: -Bueno Norma, disculpame…hay que olvidarse un poco de esas cosas, son boludeces de adolescentes…ahora ya somos grandes.

Alcira, que ya iba por la segunda botella de cerveza, mientras se chupa los dedos llenos del Toblerone derretido, le dice:

A: -Yo tengo todos los souvenirs de las fiestas a las que fui. Betti, vos los viste en el modular, ¿no?

B: -La verdad, no me acuerdo. Aparte, yo no soy de juntar cosas. Te pueden traer mala vibra.

N: -Mirá Héctor, si hoy lo puedo contar así es por las que cosas que aprendo en el “Taller de Perdón y Bendiciones a tus enemigos”.

B: -¡Qué bien suena ese taller! Perdón y bendiciones… no hace falta nada más en la vida.

H: -Alcira, pasame la cerveza ahora que estoy perdonado y bendecido.