Silke, el color de la vida
Apasionada por el arte textil hace tapices que vende al mundo entero. A sus 78 años se declara feliz y agradecida y con más entusiasmo que cuando era joven. ¿Cuál será la clave?

Yo sólo quería entrar a ese taller, conectar con la obra vibrante de esa mujer de setenta y ocho años, modelo de juventud y entusiasmo.
Volver a encontrarme con Silke, una artista textil marcada desde el nacimiento con el nombre de la seda. Una chica que fue criada en la oscura Alemania de posguerra, que emigró a la Argentina y que a través de su obra y de su mirada azul traduce felicidad y pasión por la vida.
Me cuenta que estudió pintura desde su infancia pero que, a la hora de elegir una carrera que le permitiese mantenerse, volvió a casa de sus abuelos en Austria para estudiar Diseño Textil y regresar luego a Buenos Aires con el título en la mano.
Trabajó mucho, aunque nunca abandonó la pintura. Su tarea en diseño textil no resultó lo que buscaba, no se sentía cómoda dependiendo de la moda. Lentamente se volcó hacia los tapices que al inicio resultaban demasiado pictóricos y fueron criticados por los especialistas en arte. Decidida a ser fiel a su deseo y a sus ideas sumó a sus conocimientos plásticos las herramientas de la técnica textil.
Silke me esperaba con café, masitas y los brazos abiertos. En el ambiente luminoso de su taller va y viene mostrándome sus maravillosos trabajos.
Me detengo en cajas y cajas de hilos de seda ordenados por gamas de colores con las tonalidades más refinadas e indescriptibles –“Yo misma los tiño” – me dice mientras guarda alfileres, alisa las sedas sobre la mesa y ordena sus tijeritas para que yo saque la foto.
Interesada desde siempre en los saberes sagrados universales, investigando de dónde venimos y para qué estamos en este mundo, buscó respuestas en la antropología, astrología, en la psicología de Jung y en el tarot. Se maravilló con el arte primitivo, las imágenes y creencias sagradas y sus enseñanzas ancestrales.
Su trabajo se expuso en infinitos museos y galerías del mundo desde Argentina hasta Europa, Asia, América y Oceanía.
¿Cómo nacen los diseños de cada tapiz?
No son ideas mías, yo siento que canalizo una imagen que viene de otro lado, algo que me llega perfectamente claro hasta en el menor detalle.
Es un momento casi místico que vivo como un regalo del Universo. ¡Basta de racionalizar: canalizar!
Yo sólo tengo que hacer visible lo que me llega para compartirlo con los demás.
¿Cómo te sentís en ese momento?
Es fascinante estar en ese lugar, sentir y VER una imagen cargada de energía que viene de otra parte, y vibra de manera impresionante para que la hagas tuya. Es algo comparable al éxtasis. Yo no dirijo, me dejo llevar. Confío y permito que las cosas sucedan. En los diseños aparecen imágenes que llegan inconscientemente y que completan un mensaje que al principio no registro, pero descubro después.
¿Cómo hacés para recordar esas imágenes tan complejas que te llegan?
Es muy difícil que me olvide de ellas, pero como mucho, hago un boceto.
Después veo qué materiales me va pidiendo la obra. Dialogo con ella y, si me enfrento con algo que desconozco, puedo visualizar el revés del tapiz, ver cómo está armado y entender cómo se hace. A veces sucede que la obra requiere cosas con las que no trabajo tanto y tengo que investigar un poco.
¿Qué te pasa cuando realizás cada obra?
Trabajo muchísimo, reordeno mi vida cotidiana para dar más lugar a lo que me hace feliz y optimizar lo que es necesario e inevitable para que no me quite ese tiempo tan precioso. Cada tapiz me lleva cerca de un año y te diría que a esta edad es puro disfrute. Sentir que uno está concretando aquello para lo que nació y puede hacerlo a pesar de todo, es una sensación única de completud y placer. Cuanto más hacés, más segura estás de que ese era tu camino.
Tenés compradores de tu obra de distintas partes del mundo pero hay una colección que no has vendido…
Si, todo el tiempo estoy mandando obra a mis compradores en varios continentes, pero mi serie de los Arcanos Mayores del tarot no se vende porque no puede deshacerse. Me fascina esa serie. Son veintidós tapices, muchísimo trabajo y los muestro en el taller haciendo visitas guiadas donde suceden cosas muy mágicas. Es una forma de animar a la gente a lanzarse a la expresión. Es mi manera de dar.
Al reencontrarme con la serie vuelvo a entrar en la vibración que sentí al recibirla y a conectar con esa energía tremendamente positiva.
Además, es muy reconfortante transmitir conocimientos sagrados universales a personas que tal vez nunca se ocuparon de eso y que, sin embargo, al entrar en contacto con lo que voy contando, encuentran palabras y emociones que les resuenan.
Creo que, de alguna manera, estoy dándoles apertura de conciencia y ayudándolos a perder el miedo a expresarse para experimentar la felicidad de crear. La felicidad es un derecho, casi una obligación – dice convencida-.
Yo soy puro entusiasmo, y eso está más consciente en mí con los años. Hago lo que me apasiona, no me aparté de mi camino, fui fiel a mi instinto y todo eso me hace cada vez más agradecida.
Ví su muestra en el Museo de Arte Decorativo, y justo ella empezaba la visita guiada.. Volví otro día nuevamente, compré su CD, tengo su libro.. Es una obra fantástica… El color, la seda, y.. los Arcanos…Magia pura!