Jorge Gómez
Amigo y admirador del famoso diseñador de autos Horacio Pagani, mecenas de artistas y dueño de un museo propio. Su pasión es 24×7.

ADLB es un sitio de apasionados. Claramente vos también lo sos… ¿De dónde vienen tus pasiones por los autos y por el arte?
Creo que mi pasión por los autos nació conmigo. Y es curioso porque mis viejos nunca tuvieron auto… pero a mí siempre me encantaron. A cada persona que venía a casa con auto la volvía loca. Me subía, lo manejaba, lo estudiaba en todos sus detalles. A los 17 años junté unos mangos y pude comprarme una moto. Fue una experiencia muy aleccionadora ya que al poco tiempo me pegué un palo muy fuerte y me volví un poco más responsable… durante un rato. En cuanto la hice arreglar, me volví a subir y reapareció la pasión… Mi pasión es andar y disfrutar, no soy de los que meten mano en el motor ni nada de eso. Hay gente que se vuelve un poco obsesiva con el “cuidado” y lo que les produce placer es ver su vehículo impecable… en una vitrina. A mí también me gusta verlo impecable, pero en movimiento. Llevo hechos más de 100.000 km sobre un Pagani, 200.000 sobre distintas Ferrari y felizmente pude andar en muchos autos que me dieron muchas satisfacciones: Lamborghinis, Audis, Mercedes Ala de Gaviota…
¿Y el arte?
Lo del arte fue diferente. Nunca había sentido una atracción especial por lo artístico hasta que un día, en Punta del Este, Carlos Páez Vilaró se interesó en el Zonda que tenía en ese momento, nos hicimos amigos y allí empezó todo…
Le compraste un cuadro…
Le pedí un cuadro. Aclaro: no le pedí que me lo regalara, le pedí que hiciera algo especial, que celebrara nuestro encuentro. En general no me gusta comprar “arte hecho”… me gusta pedir cosas especiales e intervenir con el artista en su creación.

Armando tu museo se te ocurrió intervenir artísticamente capots de alta gama… Suponemos que tuviste que lidiar con unos cuantos egos…
No tanto… pudimos manejarlo bastante bien. Honestamente no teníamos idea de valores, ya que lo que pedíamos era bastante particular, pero con mi marchand establecimos un presupuesto y eso es lo que les propusimos a los artistas.
Y todos aceptaron.
Hubo uno que pidió diez veces más de lo que le proponíamos, por lo que en primera instancia le dimos las hurras… pero después, viendo que artistas como Polesello, Clorindo Testa o Pablo Atchugarry habían aceptado, nos hizo una contraoferta. Como no nos parecía justo para el resto, tampoco la aceptamos. Pero al poco tiempo le mandó una nota a mi marchand diciéndole: “OK… decile a Jorge que XX claudicó”. Y finalmente XX produjo 3 obras.
Entendemos que otra pasión tuya es Punta del Este… No es difícil entender que te apasione… pero ¿qué es lo que te atrae especialmente?
Punta del Este es divina en muchos sentidos. Me encanta manejar en esa ciudad, sobre todo por esas rutas que la bordean…: la 104, la 9, el camino a José Ignacio… Y me encanta la gente de Uruguay: a través de Paéz pude conocer a tipos increíbles como Nando Parrado y Eduardo Strauch, dos de los sobrevivientes de los Andes… a artistas fantásticos como Atchugarry, Joaquín Arbiza y varios más, y a un montón de personas anónimas, muy cultas, correctas y cordiales.

El Museo Colección Gómez es un museo privado… ¿tenés algún plan para que se acerque a más gente?
Me gustaría mucho, pero es casi imposible. El Museo está dentro de Nordelta, que no tiene acceso al público. Llevamos la colección a varios lugares, pero el Museo en sí no se puede abrir a todo el mundo. Un proyecto que estamos estudiando es armar un espacio similar en Miami. Es una ciudad que se está expandiendo mucho hacia el arte y creemos que una propuesta como la nuestra podría funcionar muy bien allí… De todos modos, todavía es una idea, vamos a ver si la podemos concretar.
¿Es cierto que en una subasta le ganaste de mano a Rockefeller?
No fue en una subasta. En un momento me enteré que Pablo Atchugarry estaba ofreciendo una escultura que me gustaba mucho pero cuando intenté comprarla me comentaron que David Rockefeller también la quería… La pregunta obvia fue: “¿pero ya la compró?” Como la respuesta fue no, me adelanté y la compré yo. Fue una gran satisfacción. Primero, porque la obra era muy buena. Y después porque… ¿cuándo tendría yo otra oportunidad de ganarle de mano a Rockefeller?

¿Cómo se relacionan Batman y Los Beatles con tus otras pasiones?
Soy modelo 58. O sea: nací con Batman y con los Beatles. Pero te aclaro, mi Batman es el de Adam West, el que veíamos en blanco y negro, el que mostraba las piñas con globos de historietas… El de ahora no me interesa. Muy oscuro, muy jodido… El mío era medio boludazo pero más bueno. De Batman tengo un pinball que no es vintage, pero que reproduce las imágenes de aquella época… De los Beatles conseguí varias cosas en una subasta que hizo el propio Ringo Starr en Los Angeles. Tengo un disco de oro, el cuarto ejemplar del Álbum Blanco (de la edición en CD que se hizo para los 30 años)… y una valija que era de la mamá de Ringo en la que guardaba todos los recortes de “los muchachos” en sus primeras épocas. Todo eso está en el Museo.
Decís que “hay que soñar despierto”… ¿qué otro sueño te queda por concretar?
Uy, un montón. Pagani me dice que lo tengo harto con mis sueños… porque es cierto, sueño mucho, pero felizmente muchos de esos sueños se cumplen. Mirá: yo le había comprado a Pagani un Zonda y soñaba con que ese auto se presentara en el Salón de Ginebra. Criteriosamente Pagani me explicó que quería presentar algo nuevo, por lo que se diluía esa posibilidad… Sin embargo, unos pocos días antes de la apertura del Salón suena el teléfono y Horacio me dice: “no terminé el Zonda R… en este momento estamos subiendo tu auto para presentarlo en Ginebra… ¡vos y tus malditos sueños!”… Pudo haber sido una casualidad, tal vez una simple coincidencia, pero en el fondo creo que cuando uno les pone energía y voluntad a las cosas, finalmente terminan haciéndose realidad. Mi vieja, que es todo un personaje, dice que todo ocurre por lo mucho que ella reza… Yo creo que no. Yo creo que hay que creérsela. Pero igual, por las dudas, le pido que siga rezando…
La pasión de Jorge Gómez surge de una persona que se ha permitido ser creativo para cumplir sus sueños. Me encanta su historia porque es un acto de libertad.
Muy linda historia y nota