El inquieto Tomás
Saraceno es artista y cuestionador. Su gran talento y creatividad lo utiliza para abrirnos los ojos sobre nuestra relación con el planeta. En cada una de sus muestras logra, con la misma intensidad, asombrarnos y hacernos reflexionar. La última vez fue hace pocos días, en Francia, y los aplausos no tardaron en llegar.

Algunos lo llaman el Spiderman del arte por su esfuerzo en mostrar cómo viven y entretejen laberintos las arañas; otros, el diseñador ecológico ya que se obsesiona buscando alternativas para construir un planeta más sostenible.
Lo que nadie duda es que Tomás Saraceno es uno de los arquitectos más originales de la época.
Nació en Tucumán, vivió en Italia, estudió arquitectura en la UBA y su taller está en Berlín.
Él vive asombrando al mundo con sus descubrimientos y muestras inmersivas (Nueva York, Copenhague, Viena, Dusseldorf, París, Venecia y Berlín), que atraen por igual al mundo de la cultura y al de la ciencia.
No es un artista convencional: su pasión consiste en mostrar a través del arte los problemas que sufre el planeta y en encontrar nuevas formas para relacionarnos con él.
La nueva década lo pescó a toda máquina. Y en enero de 2020 logró uno de su sueños: demostrar al mundo que se puede volar sin combustible, solo con la energía del viento y el sol.
El escenario elegido fue la salina de la Puna jujeña por su gran capacidad de reflexión solar.
Cuando el globo vuela sobre una superficie blanca, el sol se refleja en el suelo y crea una mayor capacidad de elevación.
El Aerosene Pacha era negro. ¿Porqué negro? Porque ese color asegura una mayor absorción del calor, el aire caliente del interior se expande y ayuda a que el globo se eleve.
Fue el primer viaje sustentable, y Tomás lo festejó y se emocionó hasta las lágrimas: “Estamos volando con la cabeza en las nubes, pero los pies en el suelo”.
Hace pocos días presentó su último proyecto,“Del suelo al sol”, una muestra con obras históricas e inéditas, en un castillo del siglo XIII ubicado en el centro de Francia, cerca de Angulema… una zona donde hace más 215 millones de años cayó un meteorito.
Enormes esferas se pasean por el castillo invitando a un diálogo entre la naturaleza y los humanos, parecen nubes de una belleza sublime.
La muestra tendrá un final único, como de ficción, como le gusta a Saraceno, pero para eso habrá que esperar hasta abril del 2022 cuando una monumental instalación llamada “Movimiento” cerrará la muestra y quedará allí for ever.
¿Cómo será? Podemos imaginar que entretejerá las telas de las arañas con las nubes, simulando los vínculos de los seres y el mundo, en una síntesis artística para admirar y reflexionar.
Que GENIALLLL
IMPRESIONANTE TRABAJO.