Ángela Copello: Rostros

Pienso la belleza como un estado, como un reflejo del alma… pensar la belleza solo ligada a la juventud es por lo menos infantil. Los tres retratos incluidos en esta muestra pertenecen a personas que son bellas por su hacer, por lo que dan, por como tratan…
Fotógrafa y paisajista. Su obra ha sido expuesta en diferentes muestras colectivas e individuales: CCRecoleta, CCBorges, Palais de Glace, Museo de Bellas Artes de Tandil, etc. Seleccionada dos veces para el Salón Nacional, formó parte del primer grupo de Proyecto Imaginario y participó en BAphoto 2017/2019. En 2017 publicó su primer libro de autor: Impermanencias – Costanera Norte. Da clases y organiza talleres de fotografía.

Es una trabajadora, madre de dos hijas maravillosas. Le gusta verse como se ve en esta foto: insinuante, bella, alegre. Le gusta y cree que a sus hijas también les gustaría verla así… Tiene la edad que tiene y aprendió a hacer lo que quiere. A divertirse con cosas pequeñas y con aventuras intrascendentes que la llenan de vida. Vivió bien su pasado y vive bien su presente.

En esta foto mi madre salió como lo que es: una mujer hermosa, fuerte, que fue sostén de familia, copa, tronco y raíz. Una copa frondosa para que nazcan las flores, fresca para que aniden los pájaros… refugio de hijos y de nietos, maraña de pensamientos que tal vez nunca conozcamos. Un tronco fuerte que sostiene. Unas raíces por las que viaja la savia del saber de los ancestros. Así la veo a mi madre, así es: una madre árbol.

Mira de frente. Mujer fuerte y sabia. Vio el dolor de cerca y aprendió de cada uno de sus años. Ha pasado el tiempo, su familia ahora ocupa el centro de su vida. Aceptó ser retratada porque sentía la necesidad de volver a mirarse y reconocerse, de descubrir la imagen que el espejo-cámara le devuelve, de hacerlo sin miedos ni juicios. Es su modo de ver el largo camino recorrido e imaginar los años por venir.